Nuestra Señora de la Merced
“No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe.

Nuestra Señora de la Merced, también conocida como Virgen de la Misericordia, está profundamente vinculada al peregrinaje espiritual y a la redención de cautivos. Su devoción nació en el siglo XIII cuando, según la tradición, se apareció a San Pedro Nolasco y le pidió fundar la Orden de la Merced, dedicada a liberar cristianos esclavizados.
En el contexto del peregrinaje, Nuestra Señora de la Merced representa la esperanza, la misericordia y el compromiso con la libertad interior y exterior. Su imagen, vestida de blanco y coronada, acompaña a los fieles en sus caminos de fe, convirtiéndose en símbolo de consuelo y fortaleza para quienes buscan redención y paz.
Basílica de la Merced
En este lugar podrás sellar tu Credencial del Peregrino y además encontrarás los siguientes servicios y actividades que te ayudarán en tu peregrinación.
Historia y espiritualidad
Fue fundada por la Orden Mercedaria, que llegó con Pedro de Valdivia en 1541. Su templo actual, iniciado en 1735 y terminado por Joaquín Toesca, alberga la Virgen de la Merced, traída en 1548.
Horarios de Misa
Lunes a Viernes
07:30, 12:00 y 19:00 h.
Sábado
12:30 y 19:00 h.
Domingo
11:30, 12:30 y 19:00 h.

Credencial del Peregrino
Sellado
Sacristán y Oficina
Obtenerla
NO
Momentos de Oración
Misas 19 de cada mes (San Expedito):
07:30, 10:30, 12:30 y
19:00 h.
Horario del Templo
Lunes a Domingo
07:30 a 19:00 h.

Servicios
Baños
SI
Agua
SI

Horario de Oficina
Lunes a Viernes
10:00 a 13:00 y 15:00 a 19:00 h.
Sello del Peregrino de la Merced
El sello de la Basílica de la Merced – Vía de los Andes sintetiza una profunda identidad espiritual y geográfica. La corona representa la realeza de María como Señora de la Merced, protectora de los cautivos y guía de los peregrinos. La cruz central evoca la redención cristiana, mientras que la concha —símbolo tradicional del Camino de Santiago— señala el carácter peregrino del alma que busca libertad y encuentro con lo divino. El círculo que enmarca el escudo une estos elementos bajo una misma vocación: la fe que se camina, desde los Andes hacia horizontes de misericordia y esperanza.












